El ruego a Dios.
Viniendo de ti
y hacia ti yendo
por el camino me estoy perdiendo.
Necesito que vengas a socorrerme,
pues soy frágil,
y el viento,
de mi camino tiende a torcerme.
Ya sé que tú me diste libre albedrío,
pero es tan fuerte
la ventolera
que a mí me lleva,
que desconfío
en que pueda yo solo salir de ella.